Cortijo Jurado (Google Maps) |
Durante el siglo
19 el 80% de la población del distrito
malagueño de las campanillas estaba compuesto de jornaleros y pequeños
propietarios que trabajaban como braceros en los distintos cortijos de la zona.
Los propietarios de estos cortijos se rodeaban de lujos esforzándose por
reflejar su posición social. Algunos de estos edificios tienen la firma de
arquitectos ingleses que se desplazaron a la zona para su construcción.
Dos partes muy diferenciadas
identificaban estas construcciones, una zona de recreo para los señores y una
zona de barracones, molinos y tiendas para los jornaleros.
Uno de estos cortijos recibe el
nombre de Cortijo Jurado. Quizás el aspecto más representativo de esta
construcción es el hecho de que posea 365 puertas y ventanas, una por cada día
del año.
Una noche del año 2003 cinco personas se colaron en las ruinas del
cortijo para desafiar al terror en sus propios dominios. Portando una Oija
trataron de contactar con los espíritus que habitaban el desolado lugar. Contra
todo pronóstico obtuvieron respuesta. Una niña de 12 años de edad contactó con
ellos a través del tablero y les confesó que había sido torturada y que se
encontraba enterrada junto con otras
niñas en algún lugar de las ruinas.
Lo curioso del caso es que según
los archivos policiales entre finales del siglo XIX y principios del XX
aparecieron cuerpos torturados de jóvenes en el cortijo. La familia Heredia,
por entonces dueños del cortijo, se convirtieron entonces en los principales
sospechosos pero no se realizó ninguna detención.
Cuando en la ribera del río
aparecieron nuevos cadáveres de jóvenes un mozo de la zona decidió colarse en
los terrenos del cortijo aprovechando que la familia Heredia no estaba. En el
patio trasero de la zona de recreo encontró un extraño pozo que conducía a una
serie de túneles que partían en múltiples direcciones. Después de varios kilómetros
llegó a hasta una pesada puerta cerrada a cal y canto, decidió entonces volver
y al introducirse en otro pasadizo halló una zona de tortura y numerosos nichos
y huesos.
En las obras de remodelación de
una de las fincas colindantes un camión calló en un agujero en medio del patio.
Los trabajadores encontraron un sótano del que salía un túnel en dirección al
cortijo.
Desde entonces historias de
fantasmas apariciones y misteriosas luces
rodean la antigua construcción. Sean ciertas o falsas estas historias lo
único cierto sobre este lugar es que forma parte de la historia de horror
española.