sábado, 19 de octubre de 2013

Una Historia de Horror Española I. El Cortijo Jurado

Cortijo Jurado (Google Maps)
Durante el siglo 19  el 80% de la población del distrito malagueño de las campanillas estaba compuesto de jornaleros y pequeños propietarios que trabajaban como braceros en los distintos cortijos de la zona. Los propietarios de estos cortijos se rodeaban de lujos esforzándose por reflejar su posición social. Algunos de estos edificios tienen la firma de arquitectos ingleses que se desplazaron a la zona para su construcción.

Dos partes muy diferenciadas identificaban estas construcciones, una zona de recreo para los señores y una zona de barracones, molinos y tiendas para los jornaleros.

Uno de estos cortijos recibe el nombre de Cortijo Jurado. Quizás el aspecto más representativo de esta construcción es el hecho de que posea 365 puertas y ventanas, una por cada día del año.
Una noche del año 2003  cinco personas se colaron en las ruinas del cortijo para desafiar al terror en sus propios dominios. Portando una Oija trataron de contactar con los espíritus que habitaban el desolado lugar. Contra todo pronóstico obtuvieron respuesta. Una niña de 12 años de edad contactó con ellos a través del tablero y les confesó que había sido torturada y que se encontraba  enterrada junto con otras niñas en algún lugar de las ruinas.

Lo curioso del caso es que según los archivos policiales entre finales del siglo XIX y principios del XX aparecieron cuerpos torturados de jóvenes en el cortijo. La familia Heredia, por entonces dueños del cortijo, se convirtieron entonces en los principales sospechosos pero no se realizó ninguna detención.
Cuando en la ribera del río aparecieron nuevos cadáveres de jóvenes un mozo de la zona decidió colarse en los terrenos del cortijo aprovechando que la familia Heredia no estaba. En el patio trasero de la zona de recreo encontró un extraño pozo que conducía a una serie de túneles que partían en múltiples direcciones. Después de varios kilómetros llegó a hasta una pesada puerta cerrada a cal y canto, decidió entonces volver y al introducirse en otro pasadizo halló una zona de tortura y numerosos nichos y huesos.
En las obras de remodelación de una de las fincas colindantes un camión calló en un agujero en medio del patio. Los trabajadores encontraron un sótano del que salía un túnel en dirección al cortijo.

Desde entonces historias de fantasmas apariciones y misteriosas luces  rodean la antigua construcción. Sean ciertas o falsas estas historias lo único cierto sobre este lugar es que forma parte de la historia de horror española.